miércoles, 13 de mayo de 2015

PADRES Y PEDIATRAS, DE CABEZA POR LA VACUNA DE LA MENINGITIS B

(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el  13 de mayo  del 2015)

Llevo varios días preguntándome a qué espera el Ministerio de Sanidad para acabar de una vez con el bloqueo de la vacuna contra la meningitis B, que trae de cabeza a muchos padres. Los pediatras la consideran necesaria y así se lo dicen a quienes les preguntan al llevar a sus hijos a la consulta. Pero, al mismo tiempo, tienen que advertirles de que en España su uso está restringido al ámbito hospitalario y no solo no está incluida en el calendario de vacunación, sino que tampoco está permitida su venta en farmacias.

Así que los padres se plantean muy seriamente irse a comprarla a Portugal y algunos lo están haciendo. Y se la traen para ponérsela aquí, aunque los pediatras no lo recomiendan, por la dificultad de garantizar que se mantenga la cadena de frío. Si se rompe, la vacuna no sirve para nada. Otros optan por llevarse a sus hijos y tratar de que se la pongan también en Portugal.

Una situación kafkiana. Padres y pediatras, entre la espada y la pared. Familias que se ven imposibilitadas de vacunar a sus hijos por falta de medios para afrontar el gasto del viaje a Portugal sumado al coste de la vacuna. Falta de control real y eficaz sobre el número de niños vacunados.

Pero es que, además, no son solo padres y pediatras. Hace unos días, el Parlamento gallego acordó por unanimidad instar al Gobierno a incluir la vacuna contra la meningitis B en el calendario oficial. El Sergas, en cumplimiento de este acuerdo, ha solicitado formalmente que se pueda vender en farmacias y, en segundo lugar, se incluya en el calendario de vacunación.

Es cierto que, afortunadamente, no es una enfermedad que afecte a un número elevado de niños y a que está en una etapa de menor incidencia. Pero no lo es menos, como recordada el médico y diputado socialista Pachi Vázquez, que en un diez por ciento de los casos es una enfermedad mortal y en el 30% deja secuelas graves.


Padres, pediatras y políticos unidos para pedir algo que parece de sentido común, aunque la Agencia Española del Medicamento opine lo contrario. No sé a qué espera el Gobierno para responder al clamor creciente. ¿A que se lo pidan con una procesión de antorchas, como las que esta noche harán miles de devotos a la Virgen de Fátima? ¿Será que demandar una decisión de puro sentido común es como pedir un milagro?

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