(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 17 de junio del 2015)
Buenos días, Isidoro.
Últimamente no salgo de mi asombro. Se ha convertido en una especie de estado
permanente, provocado por las noticias de cada día.
No eran suficientes todas
las sorpresas que nos han deparado las elecciones del 24 de mayo, con el
abandono de personajes que parecían incombustibles, las propuestas de pactos a
todas las bandas posibles por quienes hasta el minuto anterior habían
considerado que eso de pactar era cosa de perdedores y la llegada a los cargos
de personajes nuevos cargados de gestos y algunos con sonoras meteduras de pata
en la mochila.
Por si no bastaba todo eso, hasta el Fondo Monetario
Internacional me hace abrir la boca dos palmos cuando reconoce que la brecha
entre ricos y pobres está en su nivel más alto en décadas, no en el Tercer
Mundo, sino especialmente en los llamados países ricos.
Y no solo eso, sino
que afirma también que si la riqueza de los más ricos aumenta un 1%, el
producto interior bruto no solo no crecerá sino que disminuirá un poco. Sin
embargo, si aumenta el nivel de renta del 20% de la población que menos tiene,
habrá crecimiento. Es decir, blanco y en botella. Hay que empezar a cambiar ese
creciente desequilibrio. Decir eso hasta ahora era considerado de izquierdosos
y revolucionarios.
Ahora que lo dice el FMI habría que esperar que se lo
tomasen en serio los que deciden.
No se queda ahí el
Fondo Monetario Internacional. Asegura también que el hecho de que haya reglas
más flexibles para contratar y despedir, salarios mínimos más bajos y
sindicatos menos poderosos se asocia a mayores desigualdades.
Pero si semejantes
afirmaciones te parecen poco motivo de asombro, solo tienes que recordar que la
misma entidad que presenta un informe tan contundente, hace muy pocos días recomendaba
a España abaratar y facilitar más el despido, subir el IVA e implantar copagos en
sanidad y educación.
Si los que menos poseen
tienen que pagar productos más caros por la subida del IVA y pagar más también
por la sanidad y la educación, el resultado es que serán aun un poco más
pobres.
Es decir, que si España sigue las recomendaciones del FMI se agrandará más
aún la brecha de la desigualdad que el mismo FMI denunciaba que ha crecido
mucho en los últimos tiempos.
Sostener una cosa y
la otra llevaría a la absurda conclusión de que el FMI quiere que aumente la
desigualdad, al menos en España. Que haya ricos más ricos y pobres más pobres.
Así que sigo en estado de asombro permanente.