jueves, 23 de febrero de 2017

ESPIRAL DE BANALIZACIÓN PERIODÍSTICA


Mañana de noticia importante. Se iba a conocer si Iñaki Urdargarín ingresaría en la cárcel, tendría que depositar una fianza o, como al final ocurrió, queda por ahora libre, con pasaporte y sin fianza. Más ríos de tinta y más despliegue en los medios.

Seguía, y seguirá, el debate de fondo sobre la actuación de la justicia, entre quienes sostienen que, si los juzgados hubieran sido simples plebeyos, la sentencia sería muchísimo más dura, y los que consideran un éxito del sistema el mero hecho de que una infanta de España haya tenido que sentarse en el banquillo.

Pero las decenas de periodistas que ayer tuvieron que hacer guardia a la puerta de los juzgados de Palma gastaron muchas horas de su larga jornada, no en investigar sobre el caso o en analizar la independencia judicial, sino en esperar a que apareciesen los condenados, sus abogados y cualquier otra persona relacionada con el juicio, conseguir unas pocas imágenes que las televisiones repetirían en bucle hasta la saciedad, y colocar antes las narices de los protagonistas micrófonos para ver si se conseguía algo más que un saludo o un gesto.

La larga mañana de guardia y de múltiples conexiones con teles y radios permitió conocer datos esenciales. Pudimos saber que Urdargarín había montado en bicicleta en Ginebra, que en su desplazamiento desde Ginebra utilizó un bus urbano, viajó en una línea aérea de bajo coste y, a diferencia de otras ocasiones, llegó solo y no con su abogado al edificio judicial.

Supimos también que se bajó del coche despacio y con gesto sereno, que no cambió pese a que tuvo que escuchar algunos silbidos; que los periodistas estaban repartidos en tres grupos distintos, y escuchar a una de las enviadas especiales contar que había tenido suerte, porque en la ubicación que le correspondió había visto de frente al ex-duque de Palma e incluso pudo hacerle alguna foto con su móvil. También nos contaron que la policía había cortado una calle y que otro de los condenados tampoco hizo declaraciones al bajar del coche.

Para contarnos tan importantes datos decenas de periodistas permanecieron varias horas a la puerta de los juzgados de Palma.

Tal despliegue de periodistas se produce a pesar de que las plantillas de numerosos medios han sufrido duros recortes que les hacen extremadamente difícil poder dedicar tiempo a investigar y documentar hechos de trascendencia real para la vida de todos.

Que cada cual extraiga las conclusiones que considere oportunas.