(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 25 de febrero del 2015)
Aun no me he respuesto de la sorpresa. Resulta que el sistema universitario español es insostenible. Y eso lo ha descubierto ahora el Ministerio de Educación. De ecuación imposible tachó, como recordarás, la secretaria de Estado de este ministerio, Monserrat Gomendio, la situación de nuestras universidades.
Aun no me he respuesto de la sorpresa. Resulta que el sistema universitario español es insostenible. Y eso lo ha descubierto ahora el Ministerio de Educación. De ecuación imposible tachó, como recordarás, la secretaria de Estado de este ministerio, Monserrat Gomendio, la situación de nuestras universidades.
Me
vino a la memoria la película Casablanca. En concreto, aquella secuencia en la
que el corrupto pero entrañable jefe de la policía, ordena el cierre del café
de Rick y cuando éste, es decir Humphrey Bogart, le pide explicaciones, afirma
impetérrito: “¡Qué escándalo! Acabo de descubrir que en este local se juega!”.
Tenemos
un problema en la Universidad. ¡Qué sorpresa! Debe de ser que la voz de los
rectores pidiendo más recursos y planteando la situación en la que se encuentra
el más alto nivel de la educación no llega con nitidez al ministerio. Ni las
quejas por los recortes de becas o de proyectos de investigación, ni las
críticas por las titulaciones duplicadas o con un número mínimo de alumnos o
las viejas acusaciones de endogamia.
Tantas voces durante tanto
tiempo han tenido que llegar por fuerza al ministerio, por muy gruesos que sean
los cristales de sus ventanas. Así que tendremos que concluir que se trata de
una puesta en escena, como la del policía francés de Casablanca, que finge su
sorpresa mientras coge un sobre con sus ganancias en el juego que aseguraba
desconocer.
Y como puesta en escena es
eficaz. Al menos consigue que quienes escucharon semejantes afirmaciones
aguzasen el oído para escuchar que venía a continuación. Por comprobar si a tan
sorprendente postulado seguían las alternativas para evitar que nuestra
universidad se hunda en la bancarrota. Y algún plan para tratar de llegar
alguna vez a algún acuerdo para que la educación en este país deje de ser un
continuo tejer y destejer, en función de quién esté en el Gobierno.