(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 14 de enero del 2015)
Hoy es un día importante para la libertad. El semanario Charlie hebdo, vuelve a estar en los quioscos y en la red. El fanatismo no ha conseguido silenciar a esta pequeña publicación, que hoy ha sacado tres millones de ejemplares en lugar de los 60.000 de los últimos tiempos, porque son muchas las personas en distintos países que quieren celebrar este triunfo de la libertad. Aunque no hubieran leído antes el semanario ni estén de acuerdo con su línea.
Hoy es un día importante para la libertad. El semanario Charlie hebdo, vuelve a estar en los quioscos y en la red. El fanatismo no ha conseguido silenciar a esta pequeña publicación, que hoy ha sacado tres millones de ejemplares en lugar de los 60.000 de los últimos tiempos, porque son muchas las personas en distintos países que quieren celebrar este triunfo de la libertad. Aunque no hubieran leído antes el semanario ni estén de acuerdo con su línea.
Lo importante es que las
balas no hayan conseguido el primero de sus objetivos fundamentales contra la
libertad, que era silenciarlo por la fuerza. Está por ver aun si lograrán el
segundo: sembrar el miedo para eliminar, o al menos reducir, la libertad en el
mundo occidental. En los próximos días y semanas vamos a asistir a numerosas
iniciativas con la, al menos aparente, paradoja de pretender preservar la
libertad ciudadana limitando la libertad de los ciudadanos a la hora de viajar
o de comunicarse.
En concreto, el primer
ministro francés habla ya de medidas excepcionales, como elevar el control
sobre internet o incrementar la toma de datos de los pasajeros en los
aeropuertos. La disyuntiva entre libertad y seguridad vuelve a estar sobre la
mesa, por la necesidad de instrumentar mecanismos de defensa frente a la
cobardía de quienes se presentan armados hasta los dientes para asesinar a
sangre fría a personas indefensas.
La letra de La Marsellesa,
escrita poco después de la Revolución francesa, describe perfectamente la
situación de hoy: <El sangriento estandarte de la tiranía está ya levantado
contra nosotros (…) Es a nosotros a quienes pretende sumir de nuevo en la
antigua esclavitud>.
Frente a la amenaza de violencia cobarde e
indiscriminada, no hay otra forma de luchar que defender a ultranza todos los
espacios de libertad posibles. Porque todo lo que sea ceder en libertad es
deslizarse por la pendiente que conduce a la esclavitud.