Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 20 de julio del 2016)
Vaya calor el de estos días. En la
provincia de Ourense se ha notado especialmente, aunque en el maravilloso
municipio de Baños de Molgas, desde el que hoy te hablo, un poco menos. Ayudan
mucho a sobrellevarlo la sombra de las magníficas carballeiras que por aquí
abundan y las aguas del río Arnoia, que ofrece bellísimos parajes en las
comarcas que atraviesa.
Hace
calor, mucho calor. Pero combatirlo es relativamente sencillo, si tus
ocupaciones te lo permiten. Una sombra, el agua de la playa, una piscina o un
río, o el aire acondicionado, ayudan.
Al
menos a mi, no es el fuerte calor de estos días lo que me preocupa. Lo que de
verdad me acalora es que haya pasado casi un mes desde las elecciones y en lo
único que se hayan alcanzado resultados tangibles es en el reparto de puestos,
la presidencia del Congreso para ti, dos puestos en la mesa para mi. Dicen que
el pacto marca un precedente para otros acuerdos. Pero habrá que verlo.
Me
acalora que nuestros políticos apenas avancen, como si todo el país estuviera
de vacaciones y sin preocupaciones. Como si Bruselas no estuviese reptiendo
cada día que hay que sacar de nuevo la tijera de los recortes, porque unas
medidas electoralistas mantuvieron el déficit público por encima de lo pactado.
Como
si con anunciar que un Gobierno aun no nacido ni concebido subirá el impuesto
de Sociedades estuviera todo resuelto.
Como
si no hubiera aun cerca de cuatro millones de parados y mucha gente con trabajo
que no llega a fin de mes.
Como
si no hubiera cientos de miles de españoles al borde de la pobreza, que no
pueden ni soñar con un viaje de vacaciones al pueblo de al lado.
Como
si no estuviesen a punto de cumplirse tres años del terrible accidente de
Angrois sin una investigación solvente de lo ocurrido y con un sonrojante
correctivo europeo a la forma en que se quiso zanjar el caso.
Como
si el sangrante problema de los refugiados estuviese resuelto y no con
perspectivas de empeorar por la creciente cerrazón de algunos gobiernos y la
pasividad de otros, como el nuestro.
Me
acalora la sensación de que nuestros políticos no parecen tener prisa. Y aun
más que no estén sobre la mesa, con luz y taquígrafos, un montón de documentos
sobre las propuestas de cada uno para que se pueda formar un gobierno. Un Gobierno
que pueda empezar a tomar medidas y abrir los grandes debates pendientes.
Eso me acalora.