Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 13 de enero del 2016)
Pasada la pausa del turrón, los belenes y las
felicitaciones navideñas, nos hemos dado de bruces con el monumental
lío en que se ha convertido la política española.
Empezando
por la catalana. Los que quieren que Cataluña deje de ser España
lograron un agónico pacto para formar gobierno y evitar la
repetición de las elecciones. Da la impresión de que el acuerdo no
va mucho más allá de endilgarle al hasta ahora alcalde de Girona el
embolado de presidir un Gobierno que le dan hecho y cuya primera
obligación no será mejorar las condiciones de vida de sus
ciudadanos, sino poner en marcha un proceso de independencia para el
que no cuentan con apoyo mayoritario. Tendrá que hacerlo vigilado
por la CUP, que tras aceptar la destrucción de su grupo
parlamentario y entregar la presidencia de Cataluña a otro dirigente
del partido al que critican por corrupto, se acordarán del plan de
choque social que calificaban de prioritario.
Y
siguiendo por la española, en la que da la impresión de que aun ni
se ha cortado la leña para la hoguera de la que tendría que salir
la fumata blanca que anuncie la elección de un presidente del
Gobierno. Al menos han conseguido pactar la presidencia del Congreso
y la Mesa que lo gestionará. Algo es algo, porque, aunque las ventas
navideñas alimentaron un cierto optimismo, desde Bruselas están
llegando ya mensajes sobre la importancia de un Gobierno estable.
Para aplicar, se supone, el tijeretazo de diez mil millones previsto
para este año y no salirse de la austera ortodoxia económica.
Mientras
aquí apenas vemos más que oscuros nubarrones en el horizonte, no
deja de tener gracia que sea un banco, y de nombre alemán, el que
venga a poner una nota de optimismo. Dicen los expertos del Deutsche
Bank que la economía española ha entrado en un círculo virtuoso y
que el crecimiento se mantendrá, con pocas décimas de diferencia,
pase lo que pase con nuestros líos políticos.(Aquí puedes leer la noticia que publicó El Español)
Y
a la hora de dar consejos, no se apunta a los de reducción del
déficit y flexibilidad laboral. No. Demanda políticas activas para
reducir la desigualdad social y crear empleo. Además, pide que se
apoye a los emprendedores y a los colectivos en riesgo de exclusión
del mercado de trabajo. Por si fuera poco, demanda un esfuerzo al
Estado para combatir el fraude fiscal.
No
está nada mal que sea un banco, y de nombre alemán, el que venga a
insuflar optimismo. Así, uno ya no sabe si abrir una cuenta en ese
banco o darle un voto para formar Gobierno.