(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 6 de mayo del 2015)
Buenos
días, Isidoro. Ya tenemos otro político prisionero de sus palabras. El concejal
y candidato del PSOE a la alcaldía de Ourense, José Ángel Vázquez Barquero,
afirmó no hace mucho tiempo que si era imputado, dimitiría. Probablemente le
parecía una posibilidad muy lejana y la afirmación sonaba contundente y
oportuna en medio del mar de corrupción que nos asola y cuando está ya lanzado
a una campaña electoral, en la que lo tiene francamente difícil, aunque la
verdad es que no mucho más que tantos otros.
Pues
ya está imputado. Y donde dijo digo, dice Diego. Como tantos otros.
Contribuyendo a restar un poco más de credibilidad a las afirmaciones de los
políticos, que mira que tienen ya poca. Y en gran parte, por su propia responsabilidad.
Viven tan pendientes de su imagen, de conseguir titulares impactantes en los
medios de comunicación, de responder a cualquier cosa que haya dicho el
adversario de turno, que hablan mucho. Y el que habla mucho tiene más
probabilidades de equivocarse.
Incluso
una persona como Vázquez Barquero, profesor universitario y hombre que sabe
medir sus palabras. Cometido el error, al menos no trata de negarlo, ni de
matizarlo ni de decir que fue mal interpretado. Reconoce que lo dijo, pero
afirma que en este momento pesan más las responsabilidades asumidas que la
coherencia personal.
Hay
que reconocer que es una incoherencia en cierto modo coherente. Si dimite
ahora, mete en un buen lío a su partido, con candidatura presentada, cerrada y
configurada en torno a su liderazgo, después de ganarle las primarias al
también imputado Pachi Vázquez. Y defrauda a quienes, dentro o fuera del PSOE,
le han apoyado y apoyan en esa difícil carrera.
Claro
que, por otra parte, aparece frente a la opinión pública como otro político más
de principios marxistas. De Groucho Marx, ya saben. Aquel que decía: <Estos son mis
principios. Si no le gustan, tengo otros>.