(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 20 de mayo del 2015)
Buenos días, Isidoro.
Mariano Rajoy está pletórico y lanzado en estos últimos días de campaña. Tanto
que ayer llegó a hacerse una pregunta tan sorprendente como esta: ¿Quién habla
hoy del rescate, de la recesión o del paro?.
La frase sería
redonda, si no tuviera respuestas contundentes. Por ejemplo, siguen hablando
del paro, qué remedio les queda, los 4.333.016 españoles que a finales de abril
seguían figurando como desempleados en las estadísticas oficiales. Es cierto
que solo un mes antes había casi 119.000 parados más y que esa dramática cifra
está bajando por fin. Pero también lo es, desgraciadamente, que aun son
muchísimos y que un alto porcentaje carecen ya de cualquier tipo de ayuda.
Alguien más debe de
tener la desagradable idea de seguir hablando del paro cuando en las encuestas
del CIS sigue saliendo como el problema que más preocupa a los españoles.
Seguido de la corrupción, por cierto, de la que tampoco le gusta mucho hablar
al presidente del Gobierno.
Y como nunca faltan
aguafiestas, resulta que a la Organización Internacional del Trabajo, la OIT,
se le ocurre sacar precisamente ahora un informe en el que dice que desde el
2011 ha mejorado el ritmo de creación de puestos de trabajo en todo el mundo.
Hace cuatro años. Y nosotros tan contentos porque aquí hace unos meses que
empezamos a tener cifras positivas.
Y aun encima a la OIT
se le ocurre destacar que el empleo fijo a jornada completa pierde terreno. Y
detalla que en España los puestos de trabajo a media jornada suponen ya casi el
16% del total, el doble que diez años antes. También aumenta la proporción del
empleo temporal, aunque no en España, donde ha crecido la proporción de empleo
fijo. Pero resulta que no es ningún mérito de este Gobierno ni del anterior,
porque la crisis se llevó por delante en primer lugar muchos puestos de trabajo
temporales, así que hizo crecer el porcentaje de empleo fijo sobre el total sin
necesidad de que aumentase en realidad.
Estamos en la recta
final de la campaña para las municipales y autonómicas, las encuestas son las
que son y hay que echar toda la carne en el asador para convencer a los
indecisos, que son muchos. Pero hacerlo a base de frases impactantes, pero que
pueden tener respuestas contundentes, no parece ni muy inteligente ni muy
ético.