jueves, 30 de junio de 2016

NO HAY OTRA SALIDA QUE EL ACUERDO

Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el  29 de junio del 2016)

Anoche volvió a correr la sangre. Otro brutal atentado, esta vez en Estambul. De nuevo decenas de muertos y heridos. Personas que vieron sus vidas truncadas simplemente por estar allí. Como hace poco en Bruselas o París.

Asistimos a un preocupante retroceso en el respeto a la vida y a los derechos de las personas. A una escalada de odio, que en el caso de las últimas masacres tiene su origen en países devastados por la guerra, como Siria, Irak o Afganistán, entre otros.

Unas guerras que a su vez provocan el éxodo de miles de personas hacia Europa. Y se encuentran con fronteras cerradas, muros y campos en los que se apiñan miles de familias. Tropiezan contra el miedo al extraño en el que los movimientos xenófobos encuentran un magnífico caldo de cultivo para crecer.

Una Europa en la que aumentan las diferencias sociales desde el estallido de la crisis. Y en la que se trata de buscar la recuperación y la bajada del paro con leyes que restringen los derechos de los trabajadores.

Una Unión Europea en la que hemos pasado de la cola de solicitantes de entrada a la deserción de uno de sus más destacados socios, un reino unido que puede dejar de serlo como un nuevo fruto de la semilla de la división.

Mientras, en España hemos votado por segunda vez en seis meses, en parte también como fruto menor de esa misma semilla..

Para frenar el crecimiento de los múltiples brotes de la planta de la división, antes de que germine en odio y enfrentamiento, solo cabe la actitud militante a favor del encuentro, del diálogo y de la búsqueda de acuerdos. Y eso implica la exigencia a los líderes que han pasado por las urnas de que no hay otra salida que el acuerdo. 

Como los cardenales en el cónclave, solo es aceptable que se levanten de la mesa cuando hayan alcanzado acuerdos. Acuerdos que garanticen la mejora de las condiciones de vida de las personas, la creación de condiciones para la creación de empleo digno, la persecución sin tregua de la corrupción y el ejercicio sin restricciones de las libertades básicas.