miércoles, 16 de abril de 2014

TRABAJO DURO

Tienen un duro trabajo por delante los aspirantes a eurodiputados. Están ya plenamente dedicados a la tarea de vender su papeleta electoral y de demostrar que su oferta es la mejor. Pero lo van a tener crudo simplemente para conseguir que los ciudadanos vayan a votar. Para que recuperen aunque solo sea una mínima parte de la fe en el proyecto europeo.
Les va a resultar más que difícil convencer a quienes se mostraron felices de pertenecer a un comunidad de progreso y solidaridad y ahora solo ven un club privado en el que los más fuertes imponen sus recetas a los débiles, que impide a otrora potentes astilleros competir en igualdad de condiciones, impone reformas que pagan los que menos tienen y está detrás de unas medidas contra la crisis que están empobreciendo aceleradamente a los países del Sur.
Les va a costar mucho trabajo no ya arrimar el ascua a su sardina electoral, sino convencerlos de que el Europarlamento, que tendrá más competencias que nunca, será una verdadera cámara de representación del interés ciudadano y no mera caja de resonancia de los intereses de unas minorías que concentran cada día más poder y más recursos.
Tienen un duro trabajo por delante para demostrar que aspiran de verdad a trabajar duro por sus conciudadanos y no a disfrutar de un retiro dorado de sueldos astronómicos -sobre todo si se comparan con los salarios de los pocos afortunados que salen de las listas del paro- y viajes en clase preferente.
Quizá si incluyesen entre sus propuestas algunas medidas de austeridad en el Olimpo de las instituciones europeas, empezasen a conseguir algo más de eco.
Artículo publicado en La Voz de Galicia el 15 de abril del 2014Trabajo duro