miércoles, 6 de abril de 2016

CARA DE IDIOTA

Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el  6 de abril del 2016)

Labio inferior colgando, boca abierta y expresión de asombro. En roman paladino, se le queda a uno cara de idiota cuando se hace público que personalidades de la escena internacional, de los que presumen de ejemplaridad, escondían millones y millones en empresas nada transparentes, es decir opacas.

Los llamados papeles de Panamá han causado un tenido un tremendo impacto y está por ver aun qué consecuencias tendrán sobre la confianza en las instituciones. Por el momento, han tenido repercusiones políticas, empezando por la dimisión del primer ministro islandés. Se trata de personajes significativos de países muy distintos. Desde el líder argentino al padre del primer ministro inglés, pasando por el dirigente ultraderechista francés que proclamaba su amor infinito a su país o el presidente de la Fifa... Escandaloso y deprimente.

Y en España también nombres conocidos, que se suponían ejemplares. La hermana del rey emérito, cuya actividad empresarial aflorada en esos papeles coincide casualmente con el período de don Juan Carlos en la jefatura del Estado; un director de cine tan significativo como Almódovar _que ha suspendido actos de promoción de su nueva película_, el omnipresente Messi y otra vez, alguien del clan Pujol.

Hay que puntualizar que no se trata de actividades ilegales. Y probablemente ahí está la clave. En que puedan ser legales actividades directamente encaminadas a evitar el pago de impuestos, es decir, a sufragar el coste de la sanidad o los servicios sociales de su propio país.

Del componente ético poco hay que decir. Por lo escandaloso de hechos semejantes cuando en España sigue habiendo cuatro millones de parados, la mitad de los cuales no cobran prestación, miles de familias sobreviven de la caridad y el mayor peso en los ingresos del Estado procede de las rentas salariales.

Al menos, que se difundan tales hechos es un indicio alentador. Conocerlos es el paso imprescindible para exigir cambios drásticos en las normas y en la vigilancia. Para tratar de dificultar que unos pocos disfruten de la parte ancha del embudo, mientras huyen de sus obligaciones, y la gran mayoría se apretuje en las estrecheces de la otra punta.

domingo, 3 de abril de 2016

SUSPENSO GENERAL

(Versión ligeramente actualizada del comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 30 de marzo del 2016)

Por fin se han visto Pedro y Pablo. Pedro habló también con Albert, que sigue diciendo que no tiene nada que ver con las posiciones de Pablo. Pablo dice que espera que Pedro y Albert cedan, porque él ya ha cedido mucho, aunque ni Pedro ni Albert parecen considerarlo así. Mariano se sigue quejando de que nadie quiere hablar con él, pero sigue decidido a presidir un Gobierno con los que no quieren saber nada de él, porque dice que es lo lógico y lo razonable, que para eso ha ganado las elecciones. Aunque sean muchos más los que votaron para que él no siguiese al frente del Gobierno que los que lo hicieron a su favor.

 A esto se reduce, por ahora, la vuelta a la actividad política después de Semana Santa.

Parece que no hay prisa. Miles de trabajadores han vuelto al paro al agotarse un contrato de unos pocos días o semanas para atender el tirón vacacional. Pero no hay prisa en lograr un acuerdo para formar gobierno.

Si a cualquiera de nosotros nos toca la desgracia de tener que acudir a los servicios de urgencia de un hospital, es posible y hasta probable que nos pasemos varias horas esperando en salas atestadas de pacientes y escasas de médicos y enfermeras. Pero no hay prisa por resolver los problemas de una sanidad precarizada. El Gobierno puede esperar.

Miles de parados se rompen los codos preparando alguna de las oposiciones al sector público que este año sí se han convocado con generosidad tras años de sequía. Buscan con ansiedad el trabajo estable que se les ha negado en los últimos años. Pero no hay que estresarse. Algún día habrá Gobierno.

Miles de jóvenes brillantes ultiman sus tesis doctorales y sobreviven con precarios contratos de investigación, preguntándose qué harán cuando reciban el <cum laude>.

Miles de padres ven con enorme tristeza como sus hijos se van a Londres a fregar platos, a la espera de lograr algún empleo relacionado con las carreras que tanto les costó pagar y que los chicos remataron con brillantez, pero que no les sirvió para encontrar un trabajo digno.

Pero parece que no hay prisa en ponerse a resolver los problemas de la gente, aunque ellos dicen que es su principal objetivo. Se repiten las mismas declaraciones y la misma inacción. Como estudiantes que dejan pasar la convocatoria de junio pensando que en septiembre les irá mejor. Pues ya pueden irse apuntando a clases particulares de negociación y pacto, porque todo indica que habrá una fuerte caída  de calificaciones para casi todos en la próxima convocatoria.