Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 4 de noviembre del 2015)
Cada día está más claro que esta crisis en la que estamos
sumergidos no es solo económica, sino de modelos y de valores. Son
variados y destacados los referentes que hasta ahora teníamos por
absolutamente seguros que han entrado también en crisis.
Bastan varios
ejemplos, todos ellos tomados de noticias de ayer. Si algo había
serio y fiable en el mundo fabril era la industria alemana. El
escándalo de Volkswagen ha echado por tierra esa aureola. El grupo
automovilístico admitió ayer incoherencias inexplicables en las
emisiones de dióxido de carbono de 800.000 coches.
Los grupos que
controlan la mayoría de los escaños del Parlamento catalán fuerzan
los procedimientos parlamentarios para debatir una propuesta que
significa incumplir la Constitución. Es decir, la institución en la
que los ciudadanos depositan su confianza para elaborar leyes justas
y democráticas se propone incumplir la más importante de ellas,
aprobada en referéndum también por los catalanes.
Un hombre acusa
a dirigentes de una comunidad religiosa de haberlo sometido a él y a
otras personas a esclavitud laboral y sexual. Es decir, quienes
predican el amor y la fraternidad actúan con violencia y absoluto
desprecio a los demás.
El fiscal
investiga al responsable de Manos Limpias porque cree que pueden
tener las manos sucias. El motivo, una posible apropiación indebida
de fondos entregados por estafados para ser defendidos. Si los hechos
investigados resultasen ciertos, habría ocurrido que las víctimas
de una estafa fueron estafados de nuevo por quienes prometieron
defenderlos.
En este
contexto, no resulta extraño que decenas de niños y centenares de
adultos que huyen de la guerra y el caos mueran intentando buscar
refugio en Europa y las respuestas más ágiles sean levantar vallas
o cerrar fronteras. Tampoco resulta extraño que los ingresos de las
familias residentes en las ciudades gallegas fuesen al final del 2013
menores que cinco años antes, mientras aumentaron las ventas de
coches de alta gama o las fortunas de los más ricos.
La crisis es más
profunda aun de lo que parece. Solo saldremos de ella impulsando
valores como la honestidad y la solidaridad y tratando de apartar sin
miramientos a estafadores y aprovechados. Hay quien le llama a esto
buenismo. Es posible. Pero siempre será mejor que el cinismo.