(Comentario difundido en el programa <Voces de Galicia>, que dirige Isidoro Valerio en Radio Voz, el 25 de marzo del 2015)
La saturación de las urgencias de nuestros hospitales sigue siendo motivo de preocupación. A casi todos nos ha tocado alguna vez ir a urgencias, como pacientes o como acompañantes. Y todos sabemos lo que pesan las esperas en esos momentos en que los minutos parecen horas, cuando el dolor aprieta y el miedo a lo que pueda pasar agarrota los nervios.
La saturación de las urgencias de nuestros hospitales sigue siendo motivo de preocupación. A casi todos nos ha tocado alguna vez ir a urgencias, como pacientes o como acompañantes. Y todos sabemos lo que pesan las esperas en esos momentos en que los minutos parecen horas, cuando el dolor aprieta y el miedo a lo que pueda pasar agarrota los nervios.
Pasó el pico de las
enfermedades típicas del invierno, pero aun sigue produciéndose saturación. Se
ha vivido recientemente en Vigo, Ourense o A Coruña, a pesar en este último
caso de la recién estrenada ampliación.
Y en esa ampliación, o en la
próxima puesta en funcionamiento de un nuevo hospital en Vigo, ponen el acento
desde la Xunta, resaltando el gran esfuerzo inversor llevado a cabo en estos
años pese a la crisis.
Nada más cierto. Y justo es
reconocerlo. Pero algo tendrá que ver también, se supone, la disminución del
número de profesionales que se ha producido en los últimos años, en que solo se
sustituye una de cada diez jubilaciones. Para este 2015 de la recuperación se
ha anunciado a bombo y plantillo que serán cinco de cada diez los que se
sustituyan. Es decir, las plantillas se seguirán reduciendo, aunque algo menos.
Y habrá menos médicos para atender a los pacientes. En la medicina primaria y
en la especializada, lo que puede redundar en que funcionen peor los filtros y
haya más enfermos que llegan a urgencias.
Y hay que tener en cuenta la
edad, decía estos días la conselleira de Sanidade, en una visita al hospital de
A Coruña. Los gallegos nos hacemos más viejos y, en consecuencia, vamos más a
urgencias y necesitamos más ser ingresados.
Claro. Llevamos, por desgracia,
décadas lamentando el progresivo envejecimiento de la población en Galicia,
pero parece que no era algo que pudiera preverse para dotar adecuadamente a
nuestros hospitales. De medios y de espléndidos edificios, sí. Pero sobre todo
de profesionales. Que sin médicos y enfermeras de nada valen magníficos
quirófanos.