Te invito a situarte en el área de consultas externas de un gran hospital
gallego. Son las nueve de la mañana del pasado viernes. Un numeroso grupo de
pacientes espera el comienzo de la consulta de una determinada especialidad,
atendida por dos médicas. En uno de los consultorios la actividad comienza con
normalidad. El otro está vacío y así continúa hora y media después. La
enfermera que atiende a ambas especialistas entra y sale, hace llamadas de
teléfono y tiene que dar repetidas explicaciones a algún paciente que se
impacienta.
En varias ocasiones
sale a comprobar el número exacto de personas que esperan para que las atienda
la profesional ausente y les explica que están tratando de solucionar el
problema generado por una ausencia justificada. Se busca en planta a algún otro
médico que pueda sustituirla.
A las doce de la
mañana el consultorio sigue vacío. No ha sido posible la sustitución porque,
según explican, hay un solo médico en planta al que no le ha sido posible
moverse de su puesto para sustituir a su compañera. A esa hora la otra
facultativa empieza a atender a algunos de los enfermos en espera, que suma a
los de su propia agenda, también completa para esa jornada de trabajo.
Nuevas gestiones,
nuevas salidas negociadoras de la enfermera y se plantea la posibilidad de que
las personas que no han sido atendidas lo sean en las dos jornadas siguientes,
sumadas a las previstas para esos días
.
Hay enfado en algunas
caras, pero las horas discurren por cauces de absoluta corrección. La
profesionalidad del personal sanitario logra dar la solución menos traumática
al problema con la colaboración de los que esperan y que demuestran que no solo
son pacientes por sufrir una enfermedad, sino por poseer en alto grado la
virtud de la paciencia.
En la inmensidad de
un gran hospital el hecho pasa desapercibido y no trasciende la categoría de
anécdota. Pero hace pensar en un sistema al borde de sus posibilidades tras
varios años de adelgazar plantillas por la vía de cubrir solo una de cada diez
vacantes. Y que va a seguir deteriorándose porque la previsión para este año es
que solo se cubran la mitad.
Y en el caso de
consulta de médicos especialistas, tampoco valen las sustituciones expres que
se han hecho habituales en otras áreas de la sanidad, con multitud de contratos
por días e incluso por horas.
Por ahora, la
capacidad de aguante de los profesionales y de los enfermos permite ir capeando
el temporal. La cuestión es hasta cuándo será posible, si se siguen recortando
plantillas escasas.